miércoles, 26 de noviembre de 2008

Blockage - This fucking world of ours

Ella solía sentarse a escribir rodeada por las tinieblas de su cuarto. Solía hiperbolizar el lenguaje, sustancias anfóteras en noches sin sentido. Releía sus discursos como quien contempla una obra sin génesis, sin desarrollo y sin final. Sonreía, y sentía el orgullo en su seno. Imaginaba funestos recorridos, posibles mortajas, probables sucesos. Creía que las circunstancias no eran más que un invento maquiavélico de los gigantes, plurientes matemáticamente equivalentes.Soñaba con el Cafe de la Paix, la tumba de Wilde y aquella encantadora torre eléctrica. Anhelaba el silencio que sólo pueden brindar la más completa soledad y la más perfecta certitud. Caminos sin zanjas, personas sin rostros, pasados diluidos en el álcalis de la añoranza. Elucubraba bellas poesías es su mente, alegorías de un amorfo porvenir. Ella se encontraba allí, en aquel lugar donde las reglas son viles grafismos sin sentido, sin consenso, sin tenor. Donde los niños juegan a las escondidas y leen Chejov en las tardes de invierno. Arpas de polietileno, de las cuales surgen melodías azules como el cielo. Allí no precisaba preguntarse ontológicamente por su vida, sus promesas incumplidas, la improbabilidad de sus deseos, la efectividad de la sublimación. Allí era más esencia que ser. Más niña que mujer.
Mas un día, con desconcierto reconoció la frialdad del suelo en sus rodillas, la presión de la gravedad en sus hombros. La tensión la obligaba a mirarse a sí misma y a los demás con repugnancia. Ya no más cantatas de verano, ya no más lecturas de otoño. Ya no más escritos en la oscuridad.

jueves, 20 de noviembre de 2008

Adiós a Hibbing

Luego de un primer intento fallido, aquí vamos de nuevo.
Porque descubrí que quiero preservarme de ciertas cosas, de cierta gente y de ciertos anacronismos semióticos que habitan en mi pequeña y retorcida mente.